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Jueves 20 de Enero de 2005

Fuente: El Nuevo Diario

Coffee Review es una revista que emplea a catadores profesionales para que prueben cafés de todo el mundo y de esta manera seleccionar los mejores, tomando en cuenta aspectos como aroma, acidez, cuerpo, textura y sabor; y empleando un sistema de puntuación para seleccionarlos.

Roberto Bendaña, Secretario de la Comisión de Competitividad de la Presidencia (CCP), dijo que para participar en la selección, las tostadoras mandan las muestras de los cafés que compran a los catadores de la revista, quienes hacen una selección mensual, y al final de cada año presentan la lista de los doce mejores cafés del mundo.

El café nicaragüense fue inscrito en el concurso por tostadoras de Boston y California, que los comercializan en el mercado norteamericano.

Buena calidad

En la lista presentada a inicios de este mes, y que corresponde a las selecciones realizadas durante 2004, el café producido por Byron Corrales, de Aranjuez, Matagalpa, obtuvo el segundo lugar con 94 puntos; mientras que el cultivado por Edmundo López, en Madriz, se llevó el cuarto lugar, con 93 puntos.

En el caso del café de Corrales, el editor de Coffee Review Kenneth Davids, escribió en la última edición de la revista que el café fue seleccionado “porque tiene un rico sabor a fruta y una complexión floral de papaya, limón, flores y chocolate. Tiene estructura equilibrada: buen cuerpo, flexible y acidez dulce”.

Promover participación

Según la selección de Coffee Review, el café nica sólo fue superado por el producido en Kenia (África Oriental), que obtuvo el primer lugar con 95 puntos, mientras que el tercer lugar lo obtuvo el café producido en El Salvador.

Bendaña dijo que formar parte de esta lista le da prestigio al café cultivado en el país, lo que permite que aumente su demanda a nivel internacional y los productores obtengan mejores precios por sus productos.

El funcionario agregó que están tratando de crear contactos con la Coffee Review y dar a conocer el mecanismo de selección a otros productores del país, para que puedan participar con sus cafés.

Entrar a la finca de este agricultor es una experiencia única: pinos ubicados en fila india que separan a los cultivos de café de un pequeño y polvoso sendero donde transitan los habitantes del lugar. Los árboles son de una altura asombrosa, y sorprende más que se conserven intactos en una región donde desaparecieron hace ya algún tiempo.

Los cafetos pareciera que están sembrados sin ningún tipo de orden, como si nacieron ahí por casualidad, pero su propietario corta de entrada esta idea: "existe una distancia de 1.4 metros entre arbusto y arbusto".

La finca es, sin duda, el gran orgullo de Byron. Toca cada planta, las hojas de cada planta, las revisa, corta las dañadas y se pone de rodillas para ver cómo están las raíces, mientras con toma un puñado de tierra y se lo lleva hasta la nariz.

Según él, hasta la tierra de su finca es especial, debido al tipo de abono orgánico que utiliza, cuyo ingrediente principal es el estiércol de 10 vacas de raza Jersey y Holding, que cría en otra parte de su finca.

Y es que ésta no es homogénea, sino que consiste en cuatro segmentos separados por el polvoso sendero: en uno está el cafetal, en otro cultiva plantas medicinales, frutas y frijoles para el autoabastecimiento; en un tercero se encuentra el ganado y tal vez los únicos árboles de manzanas del país, que forman parte de un experimento del agricultor, para ver si este tipo de frutas pueden darse en climas tropicales.

En la última parte de la propiedad, Byron construye su nuevo proyecto: un beneficio húmedo que le permitirá obtener un café de mejor calidad, ya que explica que podrá separar los frutos partiendo de sus sabores y su calidad.

El beneficio es una especie de obra de ingeniería rudimentaria: un edificio en plena construcción y lleno de vericuetos, canales y pilas, entre las que se mueve con toda agilidad el caficultor, explicando para qué sirve cada una: "el café va a salir por aquí", dice señalando uno de los canales, "y va a caer en las pilas donde se va a separar dependiendo de la calidad".

Entre los mejores del mundo

Y es precisamente estos cafetales los que le han dado a Byron Corrales fama mundial: a inicios de este mes la revista especializada en cafés, Coffee Review, le otorgó el segundo lugar dentro de una lista de los 12 mejores cafés del mundo. Un reconocimiento que no le ha caído nada mal al agricultor, sobre todo en la época actual, cuando la mayoría de los productores de café del país sufrirán pérdidas por la caída en la producción durante el ciclo 2004‑2005, y que según cifras oficiales rondará el 47 %.

Pero este reconocimiento no ha sido fácil obtenerlo, si no que es el resultado de una "lucha", que ha consistido en hacer cambios a su actividad productiva. Las técnicas agrícolas utilizadas por Corrales son innovadoras: hace su propio fertilizante, hasta de siete tipos diferentes, y lo aplica a las plantas "antes de la floración, luego para fijarla y para el desarrollo del fruto".

Utiliza los árboles frutales como proveedores de sombra para los cafetos, los que según él necesitan un 40 % de ésta para desarrollarse. Y hasta trabaja con la luna, según explica: "trabajo hasta con el movimiento de la luna, hago labores de acuerdo con esto, porque creo en conceptos biodinámicos, que permiten evitarse grandes gastos, ya que no es necesaria la compra de agroquímicos."

De esta manera, Byron ha logrado producir un café considerado por los expertos como de excelente calidad, y que ha logrado cotizarse a precios que al resto de caficultores pueden dejar con la boca abierta: la tostadora estadounidense, Thanksgiving Coffee, ha pagado hasta 200 dólares por quintal de café.

Este año, el productor ha fijado con esta empresa contratos de compra de 412 quintales de café a 200 dólares cada quintal, que la compañía comercializa en restaurantes de lujo de California, y en supermercados y tiendas especializadas.

"Los conocimientos de mi abuelo"

¿Qué siente ahora que su café ha sido reconocido como uno de los mejores a nivel mundial?

Para mí es una oportunidad para Nicaragua, demuestra que se puede trabajar en mejorar la calidad en todas las zonas cafetaleras del país y poder comercializar el café dentro de los mercados especiales.

Yo he aplicando todas las normas que requieren los cafés especiales y toda la tecnología innovadora que he hecho en las plantaciones para producir esos sabores. Eso es una oportunidad que permite que podamos hacer un sistema sostenible en la caficultora y personalmente es un orgullo. Pero es más cuando se siente que la obra que uno se está haciendo sirve a los demás.

¿Qué lo llevó de cambiar un sistema tradicional a un sistema de innovación?

Tuve una formación de mi abuelo que siempre nos enseñó que había que valorar la naturaleza, porque si uno no sabe cuidar y preservar los recursos naturales, es muy difícil poder ser sostenible. Los modelos aquí han sido más que todo monocultivistas y agroexportadores, y yo sabía que iba a llegar un momento en que iba a fracasar, sino veamos los ejemplos del algodón en occidente.

Yo he estado convencido desde muy temprana edad de que necesitamos condiciones agro ecológicas para poder producir, y se pueden tener siempre y cuando uno las conserve. ¿De otra manera cómo podríamos producir? Este modelo de 47 productores que protegemos un mil 552 hectáreas de bosque, donde hay 850 hectáreas de sistemas agroforestales, ha ayudado de que exista seguridad alimentaria en la región, y todos los jóvenes están estudiando y nadie ha emigrado.

Los productores se siguen quejando que tienen poco apoyo del gobierno para desarrollar sus actividades...

No podemos atribuir todo ni a los productores ni al gobierno, hay que compartir responsabilidades. Hay roles que tienen que jugar los gobiernos, que son los que deciden las políticas. El problema está en que no hay una agenda para el sector agropecuario con políticas bien establecidas.

Compartir experiencias

* Corrales tiene 46 años y es ingeniero agrónomo. En 1983 emigró de Chinandega hacia Aranjuez por los problemas de la guerra, el acontecimiento histórico que dice lo afectó profundamente.

* "No era necesario que hubiera una guerra, ¿para qué haber bloqueado la producción de café en los ochenta? Yo viví el sufrimiento de los campesinos durante la guerra, y ahora son los mismos campesinos los que exportan los mejores productos, ¿por qué entonces tuvo que morir tanta gente? Ese es el precio del dolor. Hay que sufrir para ser exitoso", afirma el cafetalero.

* Byron comparte ese éxito con los demás. En su finca, además de su familia trabajan 40 personas en tiempos de corte, que ganan 10 córdobas por lata de café cortada, mientras que en otras fincas de la zona se paga a siete córdobas la lata.

* Además, el productor dedica parte de su tiempo organizando eventos de capacitación para otros pequeños productores. El objetivo, explica, es cumplir con su sueño de expandir la agricultura sostenible por todo el país.

Es tiempo de actuar

Es el momento de dejar de pensar que puede hacer el planeta por ti y pensar qué puedes hacer tú por el planeta.

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