El parque de edificios español consume el 30% de la energía utilizada en el país, casi tanto como todo el transporte nacional por carretera. Y la mayor parte de este consumo es para calefacción y agua caliente sanitaria (ACS).
La descarbonización de los sistemas de calefacción y de agua caliente es uno de los últimos y más importantes retos pendientes para alcanzar los objetivos climáticos y energéticos. Si España quiere cumplir con las metas establecidas, es imprescindible que nuestros edificios utilicen menos energía, y que dicha energía sea 100% renovable. Para ello, necesitamos aprovechar y masificar las soluciones que ya existen, principalmente la bomba de calor y la solar térmica.
La transición hacia sistemas de calefacción eficientes y renovables debe suceder lo más rápido posible, y de forma ordenada. Debe además apoyar —y apoyarse en— otras transiciones que ya han comenzado: rehabilitación profunda de edificios, electricidad 100% renovable, autoconsumo. Debe prestar especial atención a las personas en situación de vulnerabilidad. Y no debe ceder a la tentación de falsas soluciones como la calefacción con hidrógeno, que sólo dará sus frutos —si los da— en la próxima década.
Si se hace de ese modo, dicha transición presenta una oportunidad única de desarrollo económico; de mejora de la competitividad y de posicionamiento de nuestras empresas; de reducción de la factura energética de la ciudadanía y de las empresas; y de mejoras en la salud y la calidad de vida de las familias.
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