Realidad: el sistema eléctrico se adapta continuamente a las transformaciones del consumo eléctrico. Los cambios adicionales aportados por la electrificación de la calefacción también deberían ser asumibles.

Al electrificar la calefacción de los hogares con bomba de calor, la demanda total de electricidad aumentará y cambiará su temporalidad, tanto diaria como estacional. En particular, el pico de consumo eléctrico durante los meses fríos será aún mayor al crecer la demanda para calefacción y agua caliente sanitaria. Esto añade desafíos adicionales a la gestión del sistema eléctrico.

Diversos estudios[1] [2] [3] muestran no obstante que el reto de electrificar la calefacción debería ser gestionable, por varios motivos.

   

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Para empezar, España goza en su conjunto de un invierno relativamente suave, y de un parque de generación eléctrica sobredimensionado[4].

Hay que tener también en cuenta que la instalación de bombas de calor se hará en paralelo al aislamiento de edificios, lo cual reducirá aún más la demanda de electricidad. La oleada de renovación europea prevé duplicar la tasa de rehabilitaciones energéticas de edificios[5], y los expertos apuntan aún mayores datos de rehabilitación[6] [7].

Además, la bomba de calor es entre dos y siete veces más eficiente que las calderas de combustible fósil. Esto quiere decir que, al reemplazar una caldera por una bomba de calor, solo una parte de la demanda de energía de calefacción se traslada a la red eléctrica. Si la bomba de calor reemplaza a un calefactor eléctrico, se divide aproximadamente por tres la demanda de electricidad.

Por otra parte, y a pesar de que los estudios muestran que España podría cubrir el 100% de la calefacción con bomba de calor[8], existen otras tecnologías térmicas no eléctricas que pueden cubrir parte de la demanda térmica y disminuir así la eléctrica: la energía solar térmica, la biomasa, las redes de calor, etc.

Por su lado, las bombas de calor pueden adaptar su funcionamiento para sortear las horas punta. Esta flexibilidad permite no solo evitar inversiones en la ampliación de la red eléctrica, sino que es muy valiosa en un sistema eléctrico que integra cada vez más energía renovable, variable por naturaleza.

Por último, la mejora de las interconexiones eléctricas con otros países, y la utilización de pequeñas cantidades de hidrógeno verde como almacenamiento estacional de energía, pueden ayudar a llevar a cabo con éxito la electrificación de la calefacción.

En las últimas décadas, el sistema eléctrico español ha demostrado su capacidad de adaptación y transformación, integrando una cantidad inédita de energía renovable. Si se abordan estratégicamente, los cambios derivados de la electrificación de la calefacción serán un reto asumible para el sistema.

    

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Referencias

[1] https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0301421520306406#bib4

[2] https://www.nrel.gov/docs/fy18osti/71500.pdf

[3] https://orbit.dtu.dk/en/publications/integration-of-100-heat-pumps-and-electric-vehicles-in-the-low-vo

[4] https://www.energias-renovables.com/panorama/espana-2020-el-pais-con-110-000-20200124

[5] https://eur-lex.europa.eu/legal-content/EN/TXT/?qid=1603122220757&uri=CELEX:52020DC0662

[6] https://www.euractiv.com/section/energy/opinion/why-the-renovation-wave-matters-more-than-the-eu-knows/

[7] https://gbce.es/wp-content/uploads/2022/02/BuildingLife_Hoja-de-Ruta-para-la-Descarbonizacio%CC%81n-de-la-Edificacio%CC%81n.pdf

[8] https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0301421520306406#bib4

   

Bibliografía

   

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