Alejarse de los combustibles fósiles para descarbonizar completamente nuestros hogares es una de las prioridades climáticas de esta década

A nuestros esfuerzos en el ámbito nacional, se suman aquellos de organizaciones internacionales hermanas como Friends of the Earth Europe, CAN Europe, Greenpeace, Bankwatch, ECOS, EEB y Global Witness, quienes han elaborado este manifiesto para el futuro de la calefacción y la refrigeración en Europa. Desde ECODES, como miembro de CAN Europe, nos sumamos a esta iniciativa y suscribimos enteramente su contenido.

Iniciativas como esta parecen cada día más necesarias, especialmente mientras los precios del gas fósil se disparan y millones de personas se ven expuestas a un riesgo aún mayor de pobreza energética. Nunca ha estado más claro que necesitamos energía renovable y asequible para todas las personas.

Ante esta crisis de los precios de la energía, ha quedado patente que una Europa que depende de importaciones es una Europa vulnerable ante la volatilidad de los mercados internacionales del gas.

Además, nos enfrentamos a una crisis climática que requiere respuestas inmediatas. Por suerte, el sector de la calefacción y la refrigeración, que tiene un gran peso tiene en términos de emisiones, cuenta ya con soluciones renovables que han estado en el mercado durante años y son ahora tecnologías maduras.

Por otro lado, es necesario tener en cuenta que el uso de combustibles fósiles en los hogares también suponen un riesgo para la salud pública, ya que contribuye a dañar la calidad del aire interior y del aire urbano.

Por todo esto, Europa debe mover ficha en la dirección adecuada. Es imperativo dejar atrás los combustibles fósiles y otras formas de energía contaminantes, y apostar por las soluciones que reducen el consumo y se basan en el suministro de energía renovable. No hay dudas: la calefacción y la refrigeración renovables son más baratas de operar, tienen menos emisiones, mejoran la calidad del aire y están disponibles a gran escala. 

Para ello nos enfrentamos al reto de desplegar a gran escala estás tecnologías renovables, sin dejar a nadie atrás. Aquí será crucial el papel de las ayudas europeas y nacionales, que deberán asegurar que todos podamos sumarnos al cambio.

   

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