Los sectores agrícolas están comenzando a recibir una mayor atención debido a la función esencial que pueden y deben desempeñar en la respuesta mundial al cambio climático. Los sistemas agrícolas y alimentarios no solo tienen un enorme potencial para adaptarse a las nuevas condiciones climáticas, sino que también pueden contribuir significativamente a la mitigación del cambio climático. Esto se logra tanto mediante la reducción de la intensidad de las emisiones por unidad de producción como a través de la captura de carbono en suelos y biomasa.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) destaca que el dióxido de carbono (CO₂) puede ser capturado y almacenado en dos grandes reservorios naturales: los ecosistemas terrestres y acuáticos. Estos sumideros de carbono pueden aumentar su capacidad con la restauración de suelos degradados y la adopción de prácticas de conservación. En España, la superficie agraria útil (SAU) abarca más de 23 millones de hectáreas, casi la mitad del territorio nacional, lo que subraya el potencial del sector agrario en la lucha contra el cambio climático.

El suelo como sumidero de carbono

El suelo es el segundo mayor sumidero de carbono del planeta, solo superado por los océanos. Las plantas, a través de la fotosíntesis, absorben CO₂ de la atmósfera, y una parte de este carbono es transferida al suelo a través de las raíces. Este carbono puede permanecer en el suelo durante años, siempre que no se altere su estructura. Sin embargo, cuando el suelo se degrada o se maneja de manera inadecuada, su capacidad para almacenar carbono disminuye, lo que contribuye al aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Los suelos agrícolas almacenan aproximadamente tres veces más carbono orgánico que las plantas y el doble que la atmósfera. No obstante, la intensificación de la agricultura ha provocado la pérdida de parte de este carbono en diversas zonas del mundo. Para revertir esta tendencia, es fundamental fomentar prácticas agrícolas sostenibles que incrementen la capacidad del suelo para actuar como sumidero de carbono.

Emisiones del sector agrario

En España, el sector agrario fue responsable del 11,9 % de las emisiones totales de gases de efecto invernadero (GEI) en 2022. Las actividades ganaderas y agrícolas son las principales fuentes de estas emisiones, con la fermentación entérica del ganado y el uso de fertilizantes como los principales responsables. Según el Inventario Nacional de Emisiones, en 2022, las principales fuentes de emisiones fueron:

• Fermentación entérica: 17.133,3 kt CO₂-eq.
• Gestión de estiércol: 10.811,1 kt CO₂-eq.
• Suelos agrícolas: 6.051,3 kt CO₂-eq.

La ganadería, en particular, representa el 75,3 % de las emisiones del sector, lo que pone de relieve la necesidad de mejorar la gestión del estiércol y modificar las dietas del ganado para reducir las emisiones de metano. A pesar de estos retos, las emisiones relacionadas con las actividades agrícolas mostraron una ligera reducción del 0,9 %, gracias a la adopción de prácticas más eficientes en el uso de fertilizantes y en la gestión de suelos.

Prácticas agrícolas sostenibles

Para enfrentar el cambio climático, el sector agrario está implementando prácticas más sostenibles que no solo disminuyen las emisiones de GEI, sino que también aumentan la capacidad de los suelos para capturar carbono. Algunas de las más efectivas incluyen:

• Siembra directa: Esta técnica evita arar el suelo, lo que ayuda a reducir la liberación de CO₂ y mejora la retención de carbono.
• Rotación de cultivos: Alternar diferentes cultivos en una misma parcela reduce la necesidad de fertilizantes y mejora la salud del suelo, aumentando su capacidad para almacenar carbono.
• Agroforestería: La integración de árboles en las tierras agrícolas aumenta la captura de carbono y promueve la biodiversidad.
• Gestión del estiércol: Un tratamiento adecuado del estiércol reduce significativamente las emisiones de metano y óxido nitroso.
• Uso eficiente de fertilizantes: Aplicar fertilizantes de manera precisa minimiza las emisiones de óxido nitroso y mejora la salud del suelo.

Absorción de carbono en el sector agrario

El sector agrario no solo emite gases de efecto invernadero, sino que también contribuye a su absorción. Las tierras de cultivo y los pastizales actúan como sumideros de CO₂, capturando una parte considerable de las emisiones generadas por el propio sector. En 2022, las absorciones de carbono del sector agrario representaron aproximadamente el 10 % del total de absorciones en el país, siendo superadas solo por las tierras forestales.

Las prácticas sostenibles, como la restauración de pastizales degradados y la agricultura regenerativa, están mejorando esta capacidad de absorción. Estas acciones no solo contribuyen a la salud del suelo, sino que también aumentan su capacidad para retener carbono a largo plazo.

Políticas e iniciativas

A nivel político, la Política Agrícola Común (PAC) de la Unión Europea, alineada con los objetivos del Pacto Verde Europeo, impulsa la adopción de prácticas agrícolas más sostenibles. Entre ellas destacan la promoción de la agricultura ecológica, la reducción del uso de fertilizantes químicos y el apoyo a la modernización de las explotaciones agrarias para reducir su impacto ambiental.

El sector agrario tiene un doble rol en la lucha contra el cambio climático: por un lado, es una fuente significativa de emisiones de GEI, pero por otro, ofrece una solución clave al actuar como un importante sumidero de carbono. Con la adopción de prácticas sostenibles y una gestión eficiente de los recursos, el sector agrario puede reducir su huella de carbono y contribuir de manera significativa a la mitigación del cambio climático.

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