¿De dónde sacamos las viviendas que nos faltan?

Muchos municipios del país han perdido población desde el principio del siglo XXI, la mayoría de ellos, y más aún si solo tenemos en cuenta la última década. Este vaciado de los municipios —un fenómeno que se lleva denunciando desde mucho antes de que comenzara el actual siglo— ha tenido un impacto importante sobre muchas de las piezas clave que permiten la vida en una población: sus equipamientos, sus infraestructuras, sus servicios y sus viviendas, entre otros.
Sin un parque de viviendas adecuado, que permita que la población que quiera asentarse en una pequeña población lo haga, será imposible revertir las tendencias a la despoblación que muchos territorios sufren. La pandemia del COVID-19, el confinamiento y la apertura de muchas empresas y organizaciones al teletrabajo han llevado a una cierta cantidad de población a buscar otros lugares en los que vivir, más cercanos a espacios naturales o con algo más de terreno disponible. Es probable que el número de personas que han buscado este cambio de aires sea aún despreciable, pero sin duda no es despreciable el que muchos de ellos encontraran en la falta de vivienda, y en particular la falta de vivienda en alquiler, una barrera infranqueable para poder realizar ese desplazamiento.
¿De dónde sacamos estas viviendas que nos faltan para poder redinamizar los municipios que han perdido población durante todos estos años? Sabemos que los gobiernos municipales no cuentan con los fondos suficientes como para construir viviendas de obra nueva, y que si no hay demanda directa, el sector privado no va a movilizarse. Estamos en una situación de pescadilla mordiéndose la cola: la falta de viviendas dificulta la generación de nuevos puestos de trabajo y del refuerzo de las comunidades existentes, y a su vez, que no existan estos elementos reduce la demanda de vivienda. Es necesario que el sector público apoye de forma decidida la ruptura de este círculo vicioso, siendo la rehabilitación de las viviendas existentes —que en algunos casos, se encuentran cerca de la ruina— la forma más eficiente de hacerlo.
A día de hoy solo hay un programa a nivel nacional que focalice los recursos públicos en fomentar la rehabilitación del parque residencial en áreas en situación de reto demográfico, el llamado PREE 5000. Este programa se encuentra dentro del “Programa de regeneración y reto demográfico” del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, y cuenta con una partida presupuestaria que compone casi el 9% del existente para los programas de apoyo a la rehabilitación de viviendas, sin embargo, los municipios en situación de reto demográfico concentran aproximadamente el 14,5% de la población española. No solo eso, sino que dados distintos factores de los municipios y viviendas en estos municipios —como son las tipologías constructivas, las superficies de las viviendas, la mayor presencia de viviendas unifamiliares o las dificultades de accesibilidad— los costes de rehabilitación por vivienda tienden a ser mayores.
Es claramente necesario que desde las distintas administraciones se dediquen más fondos para fomentar la rehabilitación del parque residencial en los municipios en reto demográfico, pero no solo eso. Son necesarias campañas de comunicación activas, diseñadas e implementadas desde la pequeña escala, asesoramientos técnicos y acompañamientos sociales que faciliten todo lo posible estas rehabilitaciones.
Los fondos provenientes de la Unión Europea pueden ayudarnos a que nuestras viviendas sean más eficientes y habitables, pero pueden abrirnos muchas otras puertas, como la de conseguir una sociedad más justa y unos territorios más estructurados. No podemos perder este tren.
En esta iniciativa participan:
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