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Viernes 13 de Mayo de 2005

La actual metodología de evaluación de riesgo no puede cuantificar definitivamente las implicaciones en la salud pública de residuos en la dieta pero se está construyendo consenso referente a que los residuos de plaguicidas en la alimentación son una amenaza significante para la salud pública, especialmente para niños y niñas pequeño/as. En la Unión Europea por ejemplo, los niveles de residuos de endosulfan y metamidofos en pimentones y melones, fueron de considerable preocupación en 1999. Debido a que la mayoría de los límites de residuos están determinados en base al peso corporal de un adulto, los niños consumen niveles relativos mucho mayores. Según los parámetros límites de residuos de 1999 para estos dos plaguicidas, un niño/a pequeño/a podría haber consumido casi el doble de su ingesta diaria admisible de endosulfan en pimentones y más de seis veces de su ingesta diaria admisible de metamidofos. Metamidofos es una toxina de los nervios clasificada como altamente peligrosa por la Organización Mundial de la Salud, mientras que endosulfan es una toxina acumulativa en tejido humano. Como medida precautoria, la Unión Europea ha reducido grandemente los LMR para metamidofos en pimentones desde entonces.

Datos del monitoreo coordinado de la Unión Europea del 2002 que evaluó riesgos severos de los compuestos neurotoxicos, muestran que la Dosis Aguda de Referencia (ArfD, una medida de la dosis mas alta que puede ser ingerida sin riesgos en una sola comida) fue excedida en ciertos casos con los más altos niveles de residuos. Por ejemplo, el peor caso de metamidofos en vainas habría excedido más de cuatro veces el límite de seguridad para niños pequeños y aldicarb en zanahorias 134% del límite de seguridad. Algunas muestras conteniendo aldicarb and methidathion habrían expuesto a niños pequeños muy por encima de la dosis de referencia aguda, a pesar de que el LMR no fue excedido. La Comisión Europea declaró que los riesgos a la salud debido a los niveles de residuos detectados no podrían ser excluidos, especialmente para grupos vulnerables, siendo que ellos también los observaron en niños pequeños ingiriendo endosulfan en lechuga y triazofos en manzanas el 2001.

Un nuevo estudio independiente revela que entre 10-226 niños/as británicos/as menores a los 5 años podrían estar consumiendo más que la Dosis Aguda de Referencia cada día por medio de la ingesta de una sola manzana o pera, siendo que los niveles de residuos en cada fruta varía ampliamente. Esta situación alarmante ha sido calculada para un niño promedio, no para aquellos que comen una gran cantidad de fruta fresca, y también muestra que exceder el límite de seguridad puede ocurrir en casos donde el LMR no es sobrepasado.

Un estudio de la Organización Mundial de la Salud junto a la Agencia Europea del Medioambiente realizado el 2002 resaltó los impactos medioambientales en la salud de la niñez. Este estudio critica el hecho de que nuestra exposición combinada a plaguicidas en alimentos y en el medioambiente no esta siendo considerado a la hora de establecer ingestas diarias admisibles y límites máximos de residuos o LMRs. Tampoco existen variaciones en la exposición o riesgos relacionados con la edad y sensitividad a los peligros creados por plaguicidas específicos en infantes y niños. Los posibles efectos en la salud incluyen desórdenes en nuestros sistemas inmunológico, hormonal y nervioso además de cáncer. Los autores del informe enfatizaron que la contaminación medioambiental, residuos en los alimentos y agua potable debe ser minimizada para así proteger a este grupo de la población.
Las actuales Directivas de la Unión europea para alimentos de bebés determinan estrictos límites de residuos de 0,01 partes por millón para plaguicidas (equivalente al mínimo nivel detectable) en alimentos específicamente destinados para infantes. El problema es que este grupo de la población no está protegido al mismo nivel cuando consume fruta fresca y verduras. Aun así el éxito general en el cumplimiento de la legislación de alimentos para bebes muestra que producir alimentos a gran escala dentro de esos límites es posible, de modo que estas normas deberían expandirse para así proteger a la sociedad en su conjunto y en nuestra alimentación toda. Otro grupo particularmente vulnerable son las mujeres embarazadas, madres dando de lactar, los ancianos y aquéllos que ya están con un estado de salud pobre.

Fuente: PAN Europe. Red de Acción en Plaguicidas Europa.

Más información: Amigos de la Tierra

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