Para Macu Armisén, la crisis provocada por la pandemia trae la oportunidad de impulsar un nuevo modelo de turismo

La Covid-19 está generando una crisis sin precedentes a nivel global, que ha afectado tanto a la salud pública como a la destrucción del empleo y el colapso económico y social que hace peligrar la subsistencia y el bienestar de millones de personas. Estábamos acostumbrados a contar con que el turismo aportaba por cada empleo directo que generaba, casi 1,5 empleos indirectos o inducidos más. Por tanto, la paralización total del sector el pasado año ha tenido unas consecuencias nefastas para muchos países que, como el nuestro, tenían una gran dependencia de este monocultivo, produciendo una gran incertidumbre social y económica. Hay que tener en cuenta que alrededor del 80 % de las empresas turísticas son mini pymes de menos de 50 empleados y cerca del 30 % de la fuerza de trabajo total está contratada en empresas de entre dos y nueve empleados, según los datos de la Organización Mundial del Turismo. La afección para la economía familiar es enorme. Por citar sólo un ejemplo a nivel nacional: en Canarias cada día desaparecen 12 empresas turísticas a consecuencia de la pandemia, aunque el archipiélago está a mitad de tabla en el nivel de renta bruta media, es también la segunda comunidad autónoma con más pobreza del país. 

El turismo estaba consolidado como un derecho imprescindible en la sociedad del bienestar. Era uno de los sectores más dinámicos y que más empleo generaban, pero tras el año de pandemia hemos comprobado que es uno de los más afectados por la crisis actual. Están en juego millones de empleos, que es necesario mantener. Tras la progresiva normalización del movimiento de personas en Europa, gracias a la eficacia de las vacunas, el nuevo cliente postCovid valorará más las propuestas donde haya mayor control de carga de los espacios públicos, mayor integración con la naturaleza y demandará más los productos relacionados con la salud, el bienestar y la experiencia con lo local. En consecuencia, deberemos repensar nuestra oferta de naturaleza y facilitar experiencias urbanas integradas en ciudades más humanas. Esto conllevará un gran esfuerzo por parte de todos y todas: las empresas, los gestores de los destinos y las administraciones públicas tienen que establecer alianzas sólidas para desarrollar el nuevo modelo turístico. 

Durante la pandemia se ha demostrado que las sociedades más industrializadas han podido sobrellevar mejor la crisis, ya que realizan una mayor inversión en innovación y tecnología. Por el contrario, el sector turístico invierte cuatro veces menos en I+D+i y paga un 20% menos en salarios que tienen una mayor precariedad por la poca estabilidad y la duración de los contratos. En este sector, entre las mujeres, que constituyen el 54 % de la fuerza de trabajo, el 67% reconoce estar discriminada a las tareas peor cualificadas.

Pero esta crisis imprevista, que nos ha desbordado a todos, es también una oportunidad para repensar el modelo de gestión y su contribución hacia un nuevo sistema integral de nuestros recursos a través de los ODS. La integración en el respeto a la naturaleza y el compromiso con el Acuerdo de París sobre el cambio climático, representan una oportunidad de trabajar para hacer del turismo un sector más sostenible, inclusivo y resiliente. Sólo mediante la acción colectiva y la cooperación de todos los integrantes del ecosistema turístico podremos transformar esta actividad tan necesaria y promover su contribución a la Agenda 2030. 

La hoja de ruta para obtener estos objetivos está marcada en los ODS: hacer que el turismo se convierta en un sector inclusivo y neutro en carbono, que aproveche la innovación y la digitalización es tarea de todos los que formamos esta apasionante industria. Pero su verdadero sentido vendrá de la mano de la inclusión de unos valores éticos que integren a las comunidades locales y creen oportunidades de trabajo decente para todas las personas, sin dejar a nadie atrás. En España el modelo desarrollado por Segitur para dotar de herramientas a los Destinos Turísticos Inteligentes será la herramienta para reinventar un turismo más respetuoso.

Las inversiones que plantea España con los fondos de recuperación de la Unión Europea para modernizar y mejorar la competitividad del sector turístico crearán algo más de 100.000 nuevos empleos en la industria. Así se recoge en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del sector turístico, dentro del proyecto presentado en Bruselas con una serie de compromisos de proyectos y reformas. Es el momento de acometer los desafíos que el sector debía realizar antes de la pandemia para construir una Europa más verde, más digital y más resiliente. Confiemos en que con esta crisis hayamos aprendido la lección y gracias a esta oportunidad reinventemos un nuevo modelo turístico, más sostenible, más humano y más respetuoso con las personas y la naturaleza.

Macu Armisén

Consejera de ECODES

Directora Gerente de Zaragoza Turismo 1988-2020

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