Irene San Román defendió, en 2021, su TFG en la UPM presentando un análisis sobre el modelo de adaptación de algunas estaciones de esquí

El turismo de esquí: Balance entre beneficios y desafíos ambientales.

Desde 1963, con la aprobación de la Ley de Centro y Zonas de Interés Turístico Nacional, el turismo de esquí es España no ha dejado de crecer. Ha generado empleo, ingresos y reactivación de sus núcleos llegando a convertirse en un motor fundamental para los pueblos de montaña en el Pirineo. Las estaciones de esquí se han convertido en imanes para los amantes del deporte invernal, atraen a visitantes de todas partes del mundo y se han convertido en iconos del turismo español.

Sin embargo, en medio de todos estos beneficios, emergen cada vez más desafiantes las repercusiones del ya conocido cambio climático. Las señales son claras y preocupantes. Entre los diversos efectos que acarrea el cambio climático, la subida de temperaturas y la escasez de precipitaciones impactan de manera especialmente agresiva en las zonas de alta montaña debido a su alta vulnerabilidad. La subida de temperaturas desplaza a fauna y flora y, además, eleva las cotas de nieve a altitudes inusuales. Por ello, encontrándose las estaciones en estos entornos tan vulnerables, las repercusiones del cambio climático son doblemente dañinas para el sector.

Ante este panorama, la única respuesta que parece ofrecer el sector de la nieve es la innivación artificial, un parche insostenible que consume recursos muy valiosos como el agua y la electricidad. Precisamente, esta alta demanda de recursos aparece en el momento del año donde éstos más escasean, la producción hidroeléctrica característica de los valles de Aragón es escasa en invierno debido a la falta de precipitaciones en forma de lluvia. Por tanto, confiar únicamente en la nieve artificial para abordar esta problemática no sería eficiente. Según las proyecciones actuales, llegaríamos a un punto en el que todas las estaciones dependerían al 100% de la producción artificial de nieve.

Es innegable que el turismo de esquí ha traído consigo beneficios significativos para las comunidades y para la economía. Sin embargo, resulta cada vez más evidente que este sector se enfrenta a un futuro incierto debido a los impactos del cambio climático. ¿Es sostenible seguir invirtiendo en la expansión de estaciones de esquí, cuando las proyecciones climáticas indican claramente su inviabilidad a medio plazo?

Es en este punto donde se hace necesario replantear nuestras estrategias y visiones del turismo en el Pirineo mi respuesta es clara, sí es posible encontrar un equilibrio entre la preservación del medio ambiente y el crecimiento económico de los valles.

Importancia del no abandono de las estaciones.

El futuro de las estaciones de esquí en el Pirineo enfrenta desafíos sin precedentes debido a los impactos del cambio climático: la cantidad de nieve disminuye cada vez más y el periodo de tiempo durante el cual se mantiene no deja de disminuir. Ante esta perspectiva la probabilidad de que las estaciones empiecen a no ser viables económicamente aumenta y, es crucial, evitar el abandono de estas infraestructuras y adoptar un plan de desmantelamiento progresivo.

El proceso de construcción de una estación de esquí conlleva modificaciones muy agresivas en la morfología y el paisaje. Entre ellas, grandes movimientos de tierras para aparcamientos, desembarque de remontes y adaptación de laderas, construcción de edificaciones, carreteras, pilonas, remontes y depósitos de agua y, por último, sistemas de control anti-aludes.

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Imagen1: Ortofoto 1956-1957 AMS de Astún (CNIG).
Imagen 2: Identificación de modificaciones paisajísticas en Astún (Realización propia).
Imagen 3: Ortofoto 2020 PNOA de Astún (CNIG).

En caso de que sea necesario cerrar pistas permanentemente debido a la falta de viabilidad, es crucial llevar a cabo un desmantelamiento adecuado que restaure el entorno a su estado original. La experiencia de la estación de Valcotos en Madrid es un claro ejemplo a seguir: se desarmaron los remontes e instalaciones, se restituyó la topografía de las laderas y taludes y se regeneró toda la cubierta vegetal. Es importante señalar que este proyecto pudo realizarse porque la estación se encontraba dentro del territorio del Parque Natural de Peñalara.

Este ejemplo resalta la importancia de las figuras de protección del territorio para controlar la especulación y garantizar la restitución del paisaje. Las estaciones de esquí de Astún, Candanchú y Formigal se encuentran rodeadas y, en algunos casos, incluidas en ZEPAs, ZECs, Parques Naturales y Parques Nacionales. Fortalecer estas medidas de protección ambiental y ampliar los territorios protegidos es fundamental para asegurar que las empresas gestoras de las estaciones asuman la responsabilidad de restaurar el territorio a su estado original una vez finalicen las concesiones.

Diversificación de usos y conversión a estaciones de montaña.

Tratando de dar una visión menos catastrófica, la diversificación de usos en las estaciones de esquí podría ser una gran acción para garantizar su sostenibilidad a largo plazo. En lugar de depender exclusivamente de la temporada de invierno y la nieve, estas infraestructuras podrían expandir sus actividades hacia otros sectores durante todo el año.

Incentivar actividades como mountain bike, senderismo, alta montaña, karts, parapente y rutas informativas sobre geología, fauna y flora abre nuevas oportunidades de ingresos y empleo en la montaña, reduciendo la dependencia del turismo estacional. Además, la infraestructura existente de remontes puede utilizarse el resto del año para mejorar la accesibilidad a parajes de la montaña, acercándolo a todos los públicos, como ya hace Astún con su remonte de "Los Lagos".

La conversión de las estaciones de esquí en estaciones de montaña no solo diversifica la oferta turística, sino que también promueve un desarrollo más equilibrado y sostenible de las regiones montañosas, asegurando su viabilidad en un contexto de cambio climático.

Propuestas para la gestión futura de las estaciones de esquí.

En 2021, tuve la oportunidad de investigar a fondo posibles respuestas a los desafíos planteados por el cambio climático a medio plazo. Se diseñó una estrategia integral "tipo" que se implementó en las estaciones de Astún, Candanchú y Formigal, la cual proponía un desmantelamiento progresivo de áreas críticas, al mismo tiempo que se buscaban nuevas actividades para fomentar.

Por un lado, se identificaron las pistas que deberían ser desmanteladas a medio plazo: aquellas situadas por debajo de los 1800 metros de altitud, en laderas con orientación sur o protegidas por alguna figura de protección ambiental. Estos indicadores debían contrastarse con el flujo de usuarios de la estación, para evitar sugerir el desmantelamiento de pistas o remontes esenciales para su correcto funcionamiento.

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Imagen 4: Cartografía de trabajo; indicadores de localización desfavorable de pistas en Astún. (Realización propia).

Por otro lado, la exploración de nuevos usos para las estaciones se enfocó en el senderismo. Se identificó la infraestructura existente que podría ser aprovechada durante el resto del año debido a su proximidad a puntos de interés natural. Se dio prioridad al mantenimiento de estos remontes, ya que podrían generar ingresos durante todo el año.

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Imagen 5: Propuesta de desmantelamiento a medio plazo de Candanchú, Astún y Formigal (Realización propia).

La búsqueda de nuevas actividades, distintas al senderismo, que podrían llevarse a cabo en las estaciones quedó más alejada de mi área de especialización y se optó por no profundizar en ellas. Muchas de estas actividades son incompatibles con la preservación del medio ambiente: la afluencia masiva de usuarios o el riesgo de erosión de las laderas con bicicletas y karts son problemas que, de surgir, deberían abordarse de manera adecuada.

Además, la alta afluencia de turistas en estos territorios generaría, probablemente, problemas habitacionales. Esto fomentaría nuevos desarrollos urbanos en los núcleos de alta montaña, algo que debería limitarse estrictamente. Estas construcciones no solo tienen repercusiones paisajísticas, sino también ambientales, en términos de ruido y generación de residuos, tanto durante la construcción como en el uso posterior de las edificaciones.

En resumen, la sostenibilidad futura del turismo en el Pirineo requiere un enfoque integral a medio y largo plazo, que vaya más allá de la nieve. Es crucial abordar los nuevos retos a un nivel más global, considerando el impacto en todo el valle. Esto implica, entre otras opciones, fomentar el transporte público entre núcleos, diversificar las actividades a lo largo de ellos y entender que la preservación del paisaje es nuestra aliada. Solo mediante una visión integral y colaborativa se podrá garantizar un futuro sostenible para estas áreas montañosas.

En este artículo, Irene San Roman nos presenta algunas de las conclusiones de su trabajo fin de grado (TFG) en el que, con el título "La adaptación cortoplacista del esquí al cambio climático", analiza el caso de Candanchú, Astún y Formigal en el Pirineo Aragonés.

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