Un informe de ECODES en el que se recoge un breve análisis de lo acontecido durante 2022, factores clave y resultados de las conversaciones en 10 ciudades españolas sobre la implementación de esta herramienta, que era de obligado cumplimiento para 149 municipios antes del 1 de enero de 2023.

RESUMEN EJECUTIVO

Europa se había comprometido a reducir sus emisiones en un 55% para 2030 con el objetivo de alcanzar la neutralidad climática en 2050. Ese objetivo se ha incrementado al 57%. Y es que nos encontramos en un momento en el que se han tenido que abandonar las esperanzas de luchar contra el cambio climático, ahora sólo podemos adaptarnos y mitigarlo. La temperatura del Planeta sigue aumentando año tras año, cada vez más rápido y con costes enormes que lo empeoran en su interacción con las diferentes crisis a las que la sociedad se enfrenta. En su consecución, y por ser uno de los principales responsables, el sector del transporte y la movilidad es uno de los sectores que más trabajo tienen por delante en todas sus vertientes, tanto directa como indirectamente.

Cada nivel debe asumir su papel de liderazgo, y ahí las ciudades tienen mucho que decir y hacer. Tienen un rol decisivo, por su cercanía a la ciudadanía, por el impacto de sus decisiones, por su capacidad de promover cambios de hábitos y de costumbres con sus políticas y, sobre todo, por su vulnerabilidad frente al cambio climático. Según ONU Habitat, el 60% de la población mundial vivirá en ciudades en 2030, cifra que se incrementa al 70% a nivel europeo. Además, es importante recordar que, en el caso de España, actualmente más de 30.000 personas mueren anualmente de forma prematura por enfermedades asociadas a la contaminación y que muchas ciudades superan los niveles de contaminación máximos recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2021.

Nuestro país se comprometió hace ya más de dos años a reducir sus emisiones de Gases de Efecto Invernadero en, al menos, un 23% para 2030 respecto a las cifras de 1990. Objetivo que fue incluido en el Plan Nacional de Energía y Clima (PNIEC) y que se encuentra actualmente en fase de actualización. A su vez, dentro de su marco estratégico de energía y clima, aprobó la Ley de Cambio Climático y Transición Energética. Por otro lado, dispone de un Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia fuertemente dotado gracias a los fondos europeos. Y, además, en lo más concreto respecto al transporte y la movilidad, sus políticas siguen la visión marcada por su Estrategia de Movilidad Sostenible, Conectada y Segura, y actualmente tiene en fase de tramitación parlamentaria la Ley de Movilidad Sostenible.

En lo más inmediato están las Zonas de Bajas Emisiones. Antes de 2023 todas las ciudades de más de 50.000 habitantes - y aquellas de más de 20.000 con problemas de calidad del aire -  debían de contar con, al menos, una. Se trata de una herramienta vinculada a mitigar el cambio climático, mejorar la calidad del aire y promover el cambio modal, cuyos resultados contribuyen a proteger la salud de las personas. Pero, al mismo tiempo, son una oportunidad para recuperar el espacio público para las personas, transformar la escena urbana y renaturalizar las ciudades. No obstante, muchas ciudades españolas todavía siguen afrontando el desafío de frente a más de 50 años de una planificación y un desarrollo urbano dañino y erróneo, que ponía en penúltimo lugar a la ciudadanía y en último lugar al medio ambiente. Con convencidos y detractores, las ciudades y la ciudadanía se encuentran en un momento clave.

Todo ello en un contexto que no se puede olvidar: 2023 es un año electoral. Así lo ha constatado el hecho de que la justificación municipal mayoritaria para no haber realizado una implantación coherente de las Zonas de Bajas Emisiones haya sido este horizonte. El 1 de enero de 2023, sólo entre 10 y 15 ciudades de las 149 obligadas por la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, disponen de algún tipo de Zona de Bajas Emisiones. El resto se ha emplazado a desarrollar el proceso de diseño, planificación, elaboración y aprobación para la implementación de esta medida en su municipio en los próximos 18 meses. Plazo que, indirectamente, queda vinculado al día después de las elecciones locales del 28 de mayo de 2023.

El retardismo se ha impuesto. Además de la inseguridad jurídica generada por la judicialización, el mapa municipal respecto a la aprobación de medidas como las Zonas de Bajas Emisiones y otras complementarias que contribuyen a los mismos objetivos ha sido diferente: convencidas, desinteresadas, polarización política, escasez de recursos económicos y/o capacidades técnicas, falta de consenso, preferencia por otro modelo, y preocupación por su impopularidad, su cercanía al final de la legislatura y, por ende, a las siguientes elecciones locales, entre otras particularidades y casuísticas. El aprovechamiento político de medidas restrictivas que provocan cambios de hábitos y costumbres en la población, aun siendo positivas para los mismos que las cuestionan, es utilizado para ganar representatividad y poder político, enfrentando a distintos sectores de la sociedad.

Siguiendo el trabajo iniciado en 2021 por ECODES, este informe muestra el seguimiento y análisis de los factores que han condicionado el proceso de implantación de estas áreas en España en el último año. A pesar de ello, se ha continuado intentando garantizar una implementación ambiciosa, principalmente en los diez municipios muestrales (Logroño, Málaga, Mérida, Palma, Pontevedra, Sevilla, Valencia, Valladolid y Zaragoza) o, al menos, trasladar las posibilidades que les ofrecía esta obligatoriedad para transformar sus ciudades y empezar a vincular desarrollo urbanístico y movilidad dentro de los nuevos paradigmas de movilidad y de recuperación del espacio público para las personas. Un proceso de diálogo, colaboración e intercambio de información y propuestas con los responsables técnicos municipales en el que también se han contado con voces de la sociedad civil. Algunas de las conclusiones principales son:

  • De las 10 ciudades muestrales, solo dos tenían señalizada una Zona de Bajas Emisiones a 1 de enero de 2023. El resto de ciudades con las que se ha trabajado han manifestado la intención de crear su (o sus) Zona(s) de Bajas Emisiones a lo largo del año 2023.
  • En general, todas las ciudades analizadas han escogido para su implantación actual o futura, zonas ubicadas en el centro de las ciudades. Y, en función de las actuaciones realizadas hasta la fecha, la esperanza de que las Zonas de Bajas Emisiones puedan alcanzar a grandes partes de los municipios en 2030 es prácticamente una ilusión.
  • En estos momentos, generan más confianza a largo plazo las iniciativas de reducción del tráfico independientemente del uso de las etiquetas de la DGT, el impulso al uso de la bicicleta, proyectos piloto para optimizar ambientalmente el reparto de mercancías o la descarbonización progresiva del transporte público.
  • Las ciudades que aportan algún tipo de información sobre la red de control de la inmisión de contaminantes indican que se instalarán sensores en espacios adecuados pero no señalan ubicaciones concretas. En general, la única información existente al respecto está ligada a la contratación del servicio o la compra de equipos gracias a las ayudas de los fondos europeos.
  • La distribución urbana de mercancías es la gran olvidada en el diseño y planificación de las Zonas de Bajas Emisiones de las ciudades analizadas. Éstas apenas aportan información sobre medidas complementarias que optimicen ambientalmente la actividad de este sector, con un impacto cada vez mayor en la escena urbana y en su medio ambiente.
  • Las áreas de restricción al tráfico independientemente al grado de contaminación de vehículos se consideran una vía más efectiva para reducir la contaminación y, sobre todo, mejorar la calidad de vida de las ciudades.
  • En la gran mayoría de las ciudades se plantea la necesaria electrificación de la flota urbana de transporte público a través de vehículos 100% eléctricos a batería, pero la situación de partida de éstas y los intereses tecnológicos son diferentes.

En virtud de ello, desde ECODES, y teniendo en cuenta el marco que defiende la campaña europea Clean Cities, consideramos que las Zonas de Bajas Emisiones deberían desarrollarse cumpliendo las siguientes pautas básicas:

  1. Voluntad decidida y acuerdo político
  2. Planificación y progresividad
  3. Participación ciudadana
  4. Solo los vehículos necesarios para promover la movilidad activa
  5. Transporte público, la clave.
  6. Educación y régimen sancionador
  7. Optimización ambiental de la logística urbana
  8. Todos cuentan: promover el cambio modal en los desplazamientos metropolitanos
  9. Podemos hacer trampa pero, ¿en serio merece la pena?
  10. Sin dejar a nadie atrás

Cambiar la forma en que nos movemos no nos hará peores. La realidad es que hay ciudades avanzan, y que realmente pueden y deben plantearse ser municipios climáticamente neutros en el año 2030, y otras que están más retrasadas pero que deben asumir su papel y responsabilidad para con el objetivo de reducir sus emisiones un 57 % para el año 2030, en línea con los acordado por la Unión Europa.  No cabe procrastinar más. El gran objetivo de los municipios en esta legislatura tiene que ser caminar rápido hacia la descarbonización del transporte, la transformación urbana a través de la movilidad y el urbanismo, la renaturalización de las ciudades y la recuperación del espacio público para las personas. Es tiempo de actuar.

Informe completo [ES]

Executive Summary [EN]

Si quieres saber más sobre Clean Cities Campaign:

 Web Oficial

Web ECODES

Logo CleanCities ECODES

Más información:

Cristian Quílez
Responsable de Proyectos | Políticas Públicas y Gobernanza Climática
cristian.quilez@ecodes.org

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