Los cerca de 30 millones de personas que se desplazaron en 2020 a causa del cambio climático se encontraron ante el vacío jurídico que engloba estos desplazamientos, especialmente cuando se cruzan fronteras internacionales

Cada año millones de personas se ven obligadas a abandonar sus hogares en todo el mundo debido a motivos ambientales, una migración poco visibilizada que se multiplica a medida que avanzan los efectos de la emergencia climática. En un momento en el que los movimientos masivos de población protagonizan la actualidad, debido principalmente a la guerra en Ucrania, es necesario poner también el foco en esta realidad.  Esa migración poco visibilizada es, precisamente, objeto del informe anual que publica ECODES en el marco del proyecto Migraciones Climáticas, una iniciativa en la que trabaja desde 2015 para visibilizar esta gravísima derivada del calentamiento global.

El estudio, titulado “Migraciones climáticas. Avances en el reconocimiento, la protección jurídica y la difusión de estas realidades”, ha sido elaborado por Beatriz Felipe Pérez, investigadora asociada al Centro de Estudios de Derecho Ambiental de Tarragona (CEDAT) y socia de la cooperativa CICrA Justicia Ambiental, y supervisado por Susana Borrás, profesora agregada de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales de la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona y directora académica del proyecto Migraciones Climáticas.

Además, han colaborado en la investigación y redacción del informe Marta Montojo y Jorge Pérez Sancho y, en la revisión del mismo, Erika Pires Ramos de RESAMA (Red Sudamericana para las Migraciones Ambientales).

Cerca de 30 millones de desplazamientos climáticos en 2020 

En la primera parte del documento, se hace una revisión del estado actual de las migraciones climáticas, con especial hincapié en la desigualdad de este fenómeno en relación a las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial. Concretamente, la contribución histórica del Sur global al colapso climático es mínima si se compara con la del Norte global, que ascendería a un 92%. Los efectos, en cambio, se notan en los países del Sur. Un ejemplo de ello sería Bangladesh, donde la falta de agua, junto con la elevación del nivel del mar y las tormentas más intensas y recurrentes han forzado a las personas a que migren hacia la ya saturada Dhaka.


Con frecuencia, además, suelen ser los más vulnerables los que se ven inducidos a estos desplazamientos, es decir, aquellos que viven en situación de pobreza, personas racializadas, en situación administrativa irregular, etcétera. Las mujeres se ven especialmente afectadas, sobre todo, las que viven en situaciones de pobreza y procedentes del Sur global.    

El año 2020 fue, de hecho, un periodo de nuevos récords en desplazados internos alrededor del mundo. Al menos 40,5 millones de personas se han desplazado en 149 países y territorios. La mayoría de estos desplazamientos (30,7 millones) estuvieron vinculados a fenómenos relacionados con eventos meteorológicos y climáticos extremos. 

 

La doble dificultad de los desplazados climáticos          

En los siguientes capítulos del informe, se trata cómo los migrantes no solo se encuentran con la dificultad de dejar sus hogares, sino que también deben hacer frente al vacío jurídico que engloba estos desplazamientos, especialmente cuando cruzan fronteras internacionales. Hasta ahora, se están dando pequeños pasos a la hora de aplicar la obligación de no devolución a los migrantes climáticos internacionales. Poco a poco, también se están actualizando las normativas de la movilidad humana forzada y relativamente voluntaria y del cambio climático para dar cabida a las migraciones climáticas. Sin embargo, aún queda mucho por hacer en este sentido.

Otra cuestión importante para abordar las migraciones climáticas es la adopción de la Declaración de Nueva York para los Refugiados y los Migrantes, el Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular y el Pacto Mundial sobre los Refugiados. Estas herramientas, a pesar de no ser vinculantes, han conseguido mantener las migraciones climáticas en el debate político e inspirar acciones futuras para los Estados y los regímenes regionales.

Es más, países extremadamente vulnerables a la crisis climática, como Fiji y Vanuatu, han desarrollado políticas específicas para abordar la reubicación y el desplazamiento inducido por el cambio climático. En otros territorios como España, el segundo Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático 2021-2030 incluye ya varias referencias a las migraciones climáticas.

Por último, se hace referencia a iniciativas como la Global Mayors Task Force on Climate and Migration. Impulsada por los alcaldes y alcaldesas de Barcelona, Bristol, Dakar, Dhaka North, Freetown, Houston, Los Ángeles, Lima y Milán, pretende diseñar medidas para acelerar las respuestas globales a la crisis climática y a la movilidad humana.        

El informe acaba destacando el progreso en los últimos años en la sensibilización pública sobre las migraciones climáticas. Este incremento en la difusión es importante, pues la sensibilización del público en general es esencial a la hora de continuar potenciando los cambios políticos y normativos necesarios para el reconocimiento y la protección de las personas migrantes climáticas.

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