El transporte marítimo acuerda seguir desafiando a la acción climática

Los esfuerzos de Europa, Estados Unidos y los pequeños estados insulares del Pacífico por impulsar la acción climática en el transporte marítimo no lograron superar los intereses de la industria en la última sesión del Comité de Protección del Medio Marino de la Organización Marítima Internacional, que tuvo lugar del 10 al 17 de junio. Ello dio lugar a un acuerdo para reducir las emisiones a corto plazo tan débil que no conlleva ninguna mejora sobre la situación actual. Como consecuencia, las ya elevadas emisiones del transporte marítimo de mil millones de toneladas de CO2 al año seguirán aumentando, hasta alcanzar un 16% más para 2030.
En relación a las medidas a corto plazo, las compañías navieras tendrán que reducir sus emisiones de carbono en un 11% para 2026. Se trata de un objetivo tan débil que no desempeñará ningún papel significativo a la hora de incentivar la eliminación gradual de la propulsión con combustibles fósiles. De hecho, y en línea con los intereses de la industria, es una tasa de reducción similar a la ya registrada a pesar de la ausencia de regulación. En este sentido, cabe destacar que la tasa La tasa acordada es de aproximadamente el -1,5% anual, mientras que se necesita alcanzar una reducción del 7% al año para alinear las emisiones climáticas de los barcos con el objetivo de temperatura de 1,5 °C del Acuerdo de París.
Por otro lado, la nueva norma acordada no tiene ningún mecanismo de cumplimiento, como sanciones o tasas por incumplimiento, por lo que en la práctica es más un objetivo que una política real de reducción de CO2. Además, la regulación climática de los cerca de 60.000 buques comerciales en funcionamiento es una parte crucial del rompecabezas climático, dada la larga vida útil de 25 a 30 años de los mismos.
Desde 2019, los gobiernos han estado negociando un paquete de políticas globales "a corto plazo" para poner en marcha con el fin de garantizar que la industria del transporte marítimo logre al menos los objetivos mínimos de 2030 de la Estrategia Inicial de Gases de Efecto Invernadero de la OMI, en particular: Una reducción de "al menos el 40%" de la intensidad de carbono de la flota marítima mundial con respecto a la línea de base de 2008.
La Institución de Ingenieros Mecánicos afirma que la modernización de las velas de los buques de carga y la reducción de la velocidad pueden reducir las emisiones del sector marítimo hasta en un 40%. Las principales compañías navieras tienen previsto ampliar las pilas de combustible de hidrógeno en varios tipos de buques en los próximos años, y tener muchos buques de cero emisiones en el agua para 2030.
No falta dinero para invertir en tecnologías verdes: el sector naviero está en pleno auge. Maersk, la mayor naviera del mundo, registró 12.400 millones de dólares en el primer trimestre de 2021 de ingresos no auditados, y espera que la alta demanda de contenedores continúe hasta 2022. A nivel mundial, los pedidos de construcción de buques portacontenedores se encuentran en el nivel más alto de los últimos 30 años.
En lugar de aprovechar la oportunidad de impulsar la adopción de tecnologías ecológicas durante la próxima década y alinear el transporte marítimo con el Acuerdo de París, la OMI ha dejado una vez más que las empresas, los países de construcción y registro de buques y los estados petroleros controlen los resultados de las políticas que afectan a la habitabilidad de nuestro planeta.