#FoodNotFuel: la comida no es combustible

La semana pasada, la organización Transport and Environment (T&E), de la que ECODES forma parte, lanzó el estudio Food not Fuel (es español, la comida no es combustible) para alertar sobre las consecuencias negativas del uso de cultivos alimentarios y piensos para la generación de biocombustibles, la situación actual, y para hacer una petición a los gobiernos nacionales y la comisión europea para suspender inmediatamente el uso de cultivos alimentarios y de piensos en los biocombustibles.
RESUMEN EJECUTIVO
Tras la invasión rusa de Ucrania, los precios mundiales de los cereales y del aceite vegetal alcanzaron máximos históricos. La actual incertidumbre causada por la guerra ha mantenido los precios altos y a su vez está causando una gran preocupación por la seguridad alimentaria en todo el mundo. A pesar del riesgo inminente de escasez de alimentos que podría empujar a cientos de millones de personas a la pobreza alimentaria, Europa sigue convirtiendo toneladas de trigo en etanol al día para alimentar nuestros coches, el equivalente a 15 millones de barras de pan de 750gr.
La reducción en menos de un tercio del uso de trigo para generar biocombustibles en la UE compensaría la falta de suministros de Ucrania, protegiendo a los ganaderos de la UE y a los consumidores de la escasez de suministro. La reducción a cero del uso de trigo en los biocombustibles en la UE compensaría más del 20% de las exportaciones totales de trigo de Ucrania y apoyaría la seguridad alimentaria de otros países que dependen del suministro de trigo ucraniano.
Mientras algunos países luchan por asegurar el suministro de alimentos para su población, la industria de los biocombustibles está intensificando su presión para aumentar el uso de los cultivos alimentarios en los biocombustibles. De ser así, la demanda de tierras para los biocombustibles será inmensa. El consumo de biocombustibles en Europa ya requiere una superficie equivalente al 5% del total de tierras de cultivo. Esto tendría que duplicarse para sustituir sólo el 6,5% de las importaciones de petróleo, gasolina y diesel de Rusia por biocombustibles cultivados en Europa. Si todas estas importaciones se sustituyeran por biocombustibles nacionales, esto supondría que al menos el 70% de todas las tierras de cultivo se destinaran exclusivamente para alimentar nuestros coches y camiones.
Las opciones para depender más de los biocombustibles basados en residuos y desechos son muy limitadas y haría que Europa dependiera de las importaciones. Pedimos a los gobiernos nacionales que detengan inmediatamente el uso de cultivos alimentarios y piensos en biocombustibles. Pedimos a la Comisión Europea que aliente firmemente a sus estados miembros a detener el uso de cultivos alimentarios y de piensos en los biocombustibles, y que se abstengan de impulsar el uso de zonas protegidas para la producción de alimentos, hasta que todas las demás opciones se hayan agotado.
Food not Fuel: parte uno en español