La OMI ha elaborado unas débiles directrices basadas en objetivos, en lugar de tomar medidas inmediatas y eficaces

El 26 de marzo concluía la octava reunión virtual del Subcomité de Prevención y Lucha contra la Contaminación (PPR 8) de la Organización Marítima Internacional (OMI). Las organizaciones no gubernamentales aprovecharon esta fecha para criticar la propuesta de la OMI de elaborar unas débiles "directrices basadas en objetivos", en lugar de tomar medidas inmediatas y eficaces para reducir las emisiones de carbono negro -un importante acelerador del cambio climático- procedentes de los buques que utilizan fuelóleo pesado en el Ártico.

“Al proponer un enfoque lento, débil y voluntario para abordar las emisiones de carbono negro, la OMI y sus Estados miembros han desaprovechado esta semana una oportunidad de oro para frenar los impactos climáticos del transporte marítimo en el Ártico, en lugar de tomar medidas ambiciosas y urgentes para reducir inmediatamente estas emisiones”, declara Mónica Vidal, representante de ECODES en la Clean Arctic Alliance. “Las directrices basadas en objetivos propuestas durante la PPR 8 significan que cada país puede adoptar su propio enfoque para reducir las emisiones de carbono negro, en su propia escala de tiempo, sin ningún requisito de aplicación o cumplimiento, si es que deciden hacer algo”, prosigue.

En todo el mundo, los buques suelen quemar el combustible más barato y sucio que queda del proceso de refinado del petróleo: el fuelóleo pesado (HFO), que produce altos niveles de carbono negro cuando se quema. En enero de 2020, la OMI introdujo una nueva norma de combustible que exige que los combustibles de los buques no contengan más del 0,5% de azufre, lo que ha llevado al desarrollo y uso de los llamados combustibles de muy bajo contenido en azufre.  Aunque estas mezclas de combustible contienen tanto combustibles pesados como ligeros, la mayoría seguirán clasificándose como HFO, ya que superan el límite de densidad utilizado en la definición de HFO y siguen produciendo altas emisiones de carbono negro.

Aproximadamente entre el 7 y el 21% del impacto del calentamiento global del transporte marítimo mundial se atribuye al carbono negro, siendo el resto el impacto del CO2. Cuando las partículas de carbono negro son emitidas por los buques en el Ártico y sus alrededores estas entran en los niveles inferiores de la atmósfera, donde permanecen durante menos de dos semanas, absorbiendo calor. Pero cuando acaban aterrizando en la nieve o el hielo, el impacto de calentamiento del carbono negro es de 7 a 10 veces mayor, ya que reduce la reflectividad (albedo) de la superficie helada y aumenta la absorción de calor, acelerando el deshielo del Ártico.

Mientras que la mayoría de las fuentes antropogénicas de contaminación por carbono negro se están reduciendo en el Ártico, las emisiones de carbono negro del transporte marítimo han aumentado un 8% a nivel mundial en la última década, y en el Ártico un 85% solo entre 2015 y 2019. Con el calentamiento global impulsando la actual pérdida de hielo marino multiestacional del Ártico, la región se está abriendo a un mayor tráfico marítimo durante un periodo cada vez más largo; entre 2013 y 2019 los datos publicados por el Consejo Ártico mostraron un aumento del 25% en el tráfico marítimo y un aumento del 75% en la distancia total navegada en el Ártico, podemos esperar que los nuevos aumentos en las emisiones de carbono negro del transporte marítimo sólo contribuirán a un bucle de retroalimentación ya acelerado.

“Tras 11 años de vacilaciones, el organismo de la ONU que dice tener el mandato de abordar los impactos climáticos del transporte marítimo simplemente se está quedando sin tiempo”, expresa Marina Gros, que también representa a ECODES en esta alianza. “En lugar de tomar medidas significativas para hacer frente a la amenaza que suponen las emisiones de carbono negro del transporte marítimo para el ecosistema del Ártico -incluyendo su fauna y flora, la salud de las comunidades indígenas y el hielo marino de verano-, la OMI se ha asegurado hoy de que la industria del transporte marítimo siga contribuyendo a los impactos del calentamiento del clima en el Ártico con consecuencias para todo el planeta”.

La Clean Arctic Alliance, una coalición de 21 organizaciones no gubernamentales a nivel internacional, ha pedido a la OMI que aproveche la oportunidad para reducir en un 44% las emisiones de carbono negro de los buques que utilizan fuelóleo pesado en el Ártico y que contribuyen al calentamiento climático, obligando a la utilización de combustibles destilados, más limpios. Este cambio, además, permitiría implantar el uso de filtros de partículas, como ocurre con los vehículos de carretera, para reducir aún más el carbono negro liberado a la atmósfera. En última instancia, la Clean Arctic Alliance considera necesario que todo el transporte marítimo abandone el combustible derivado del petróleo y pase a utilizar otros combustibles más limpios u otros métodos de propulsión.

En noviembre de 2020, la Organización Marítima Internacional (OMI), el organismo de la ONU que rige el transporte marítimo, aprobó la prohibición del uso y transporte de HFO en el Ártico, prohibición que se aprobará este mes de junio. Aunque los grupos ecologistas e indígenas han luchado durante años para que el Ártico esté libre de HFO, esta prohibición que se acordará en unos meses contiene graves lagunas que supondrán reducciones mínimas en el uso y transporte de HFO en 2024 cuando se aplique. Mientras tanto, el crecimiento actual del transporte marítimo en el Ártico probablemente conducirá a un aumento en el uso y transporte de HFO en el Ártico desde ahora hasta mediados de 2024, cuando la prohibición entre en vigor, y a un crecimiento continuado a mediados de 2029, cuando las lagunas se cierren finalmente. Con este régimen, es probable que las emisiones de carbono negro sigan aumentando en el Ártico.

Conoce más sobre nuestro trabajo en la protección del Ártico a través de la prohibición del uso de combustibles pesados en el Ártico aquí.

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