El retorno de la inversión en medidas de adaptación
“La adaptación consiste en la reducción del riesgo y la vulnerabilidad buscando oportunidades y construyendo capacidad para hacer frente al impacto climático, así como en implementar decisiones y acciones a fin de movilizar esa capacidad” (Bárcena et al. 2020).
Tras esta definición, se esconde un proceso de ajuste al clima real y sus efectos con el fin de intentar aminorar los daños. La adaptación es diferente en cada lugar y contexto, por lo que no existe una solución única. Por ello, requiere de grandes inversiones. Es más: el simple hecho de medir esa inversión es un proceso costoso en sí mismo. Sin embargo, la Comisión Global para la Adaptación indica que la tasa global de retorno es elevada, con unas ratios de beneficio de entre 2:1 y 10:1.
Una inversión de casi 2 billones de dólares a nivel mundial, en un periodo de 2020 a 2030, podría generar un beneficio de más de 7 billones. Las principales áreas a considerar son:
- Sistema de alerta temprana
- Infraestructura resiliente
- Mejora de la agricultura de tierras secas
- Protección de los manglares
- Inversión para que los recursos hídricos sean más resilientes
Estas inversiones tienen un triple dividendo: la reducción de pérdidas futuras, el aumento de la productividad y el impulso de la invocación, así como el incremento de beneficios sociales y ambientales. Además, toda inversión destinada a la protección del patrimonio natural y de los ecosistemas conlleva beneficios tanto en la adaptación como en la mitigación.
Desde ECODES trabajamos para combinar ambos procesos. ¿Cómo? Un ejemplo puede ser nuestro Hackathon por los ODS, con el que buscamos aportar soluciones innovadoras ante los efectos del cambio climático en Centroamérica. Para ello, buscamos la participación de jóvenes de entre 18 y 30 años que nos ayuden a hacer de éste un mundo mejor. ¡Te esperamos!