Finanzas verdes y riesgo climático
A principios del 2003, se desarrolla el modelo de rating financiero de componente ambiental ECORATING, en colaboración con el Servicio de Estadística Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona.
La idea que motivó el diseño y desarrollo del proyecto era poder asignar un valor a cada cliente empresa de una cartera de riesgo crediticio, que fuera capaz de reflejar el “impacto” que sobre la solvencia de dicha empresa podría tener la regulación ambiental que en aquellos años llegaba a su máxima expresión de exigencia en aspectos como el vertido de aguas residuales, la protección de espacios naturales y la gestión de residuos.
En esencia, lo que justificaba la necesidad de tener que valorar este concepto era que estábamos en un entorno en el que:
- El que contamina paga por contaminar
- El que contamina ya no solo paga, también repara (introducida con la reciente aprobación de la Ley de Responsabilidad Ambiental”) los daños ocasionados
- El que no contamina paga para demostrar que no contamina y que no existe riesgo de contaminar.
FIGURA 1. “costes” derivados de la regulación de la protección ambiental.
Justificada la necesidad, era imperativo que el modelo cumpliera con determinadas exigencias operativas de las entidades financieras que iban a ser destinatarias de su uso.
- Que, desde el punto de vista del Riesgo Financiero, sea riguroso y compatible con la política de análisis de riesgos de la Entidad.
- Que, desde el punto de vista de Empresa, no suponga una sobrecarga significativa ni para los gestores de la Entidad ni para los clientes.
- Que, desde el punto de vista de Responsabilidad Social Corporativa, se pueda demostrar que la Entidad está trabajando el conocimiento que se tiene del comportamiento ambiental de sus clientes.
- Que, desde el punto de vista de Marketing, sea una herramienta de peso para mejorar la imagen de la Entidad.
Y con estas premisas, se desarrolló un modelo con las siguientes características:
- El CNAE como unidad de segmentación.
- Las ventas como variable condicionante del tamaño empresa dentro de un mismo CANE.
- El rating financiero “convencional” como variable condicionante de la capacidad de adecuarse a los nuevos requisitos legislativos.
- La CCAA como variable explicativa de una mayor o menor presión legislativa. En contenido regulatorio y grado de exigencia de su cumplimiento.
- 56 variables de componente ambiental asignadas a cada CNAE por paneles de expertos en los diferentes aspectos ambientales, agrupadas en 10 niveles o conceptos.
Figura 2. Grupos de variables consideradas en ECORATING I
A partir de los datos facilitados al modelo (CNAE, CCAA, VENTAS Y RATING FINANCIERO) el modelo devolvía un valor de 0 a 1000, indicador de la presión financiera que la regulación ambiental y la exigencia de su cumplimiento podría tener sobre una empresa.
Caracterizada una cartera, en base a las variables explicativas utilizadas y los valores de “ecorating” obtenidos, podría realizarse un trabajo de segmentación de la cartera para analizar la distribución de esta y poder tomar las decisiones estratégica pertinentes.
5 entidades financieras de ámbito nacional e internacional realizaron el trabajo con este modelo y siguieron diferentes líneas de actuación en consecuencia. Desde el simple reporte anual de la segmentación de su cartera a la evolución natural del modelo para aplicar esos mismos criterios y algunos más de carácter social en el análisis de proyectos de inversión.
A lo largo de los 10 años siguientes, el modelo fue actualizándose a partir del ajuste de los pesos de cada variable para cada CNAE y se diseñó un modelo específico para considerar en el análisis de proyectos de inversión.
Figura 3. Riesgo financiero de componente ambiental y social en proyectos de inversión. Metodología derivada de ECORATING pero adaptada a proyectos de inversión y considerando aspectos sociales. Resumen de variables consideradas en el modelo.
Paralelamente, se fue analizando y monitorizando cómo las variables consideradas como explicativas de un impacto financiero, realmente tenían ese nivel predictivo.
En resumen, lo que se ha aprendido en estos 15 años sobre el impacto de la regulación ambiental sobre las empresas ha sido que:
- En grandes empresas y organizaciones el impacto ha sido casi exclusivamente a nivel de una mayor dotación de presupuesto para análisis y reporte de información ambiental que pudiera ser relevante para las partes interesadas.
- Un lento, pero actualmente acelerado, interés por diversificar el origen de la energía para aquellas actividades altamente dependientes de combustibles fósiles.
- En pequeñas empresas, una desaparición de aquellas que, teniendo ya un nivel de rating financiero muy sensible, vieron en las exigencias de cumplimiento normativo el elemento definitivo que provocaría su cierre. Especialmente significativo en el sector del recubrimiento de superficies.
La Transición a ECORATING II.
En la Conferencia de París sobre el Clima (COP21), celebrada en diciembre de 2015, 195 países firmaron el primer acuerdo vinculante mundial sobre el clima
Para evitar un cambio climático peligroso, el Acuerdo establece un plan de acción mundial que pone el límite del calentamiento global muy por debajo de 2 ºC. Así, el Acuerdo de París tiende un puente entre las políticas actuales y la neutralidad climática que debe existir a finales del siglo.
Con estos objetivos globales, durante la conferencia de París, los países presentaron sus planes generales nacionales de acción contra el cambio climático (CPDN) y aunque estos planes se reconocen que no bastarán para mantener el calentamiento global por debajo de 2 °C, el Acuerdo señala el camino para llegar a esa meta.
Poco después de este Acuerdo de París, la Financial Stability Board (FSB), instada por el G20, crea un grupo de trabajo que será liderado por Michael Bloomberg, y que vendrá a denominarse Task Force on Climate-related Financial Disclosure (en adelante TCFD).
Igualmente, como parte de su revisión, la Junta de Estabilidad Financiera identificó la necesidad de una mejor información para respaldar las decisiones informadas sobre inversiones, préstamos y seguros, y mejorar la comprensión y el análisis de los riesgos y oportunidades relacionados con el clima.
Así, la TCFD se crea para ayudar a identificar la información que necesitan los inversores, prestamistas y aseguradoras y evaluar adecuadamente los riesgos y oportunidades relacionados con el clima.
Dos años después, en junio de 2017, la TCFD presenta los documentos con sus recomendaciones finales sobre el carácter de las divulgaciones financieras en relación con el impacto económico del cambio climático.
Los trabajos que llevan a estas recomendaciones parten de un análisis que estima que la transición esperada a una economía con menos emisiones de carbono requeriría alrededor de $ 3.5 billones, en promedio, en inversiones del sector de la energía por año en el futuro previsible, generando nuevas oportunidades de inversión.
Por otro lado, el grupo de trabajo pone en evidencia que las compañías que invierten en actividades que son susceptibles a los riesgos relacionados con el clima pueden ser menos resistentes a la transición a una economía con menos emisiones de carbono; y sus inversores pueden experimentar menores rendimientos.
En este sentido, durante estos años, se han iniciado numerosas iniciativas que avalan la seriedad con la que están afrontándose estos objetivos y que ponen de manifiesto que quedarse fuera del análisis y control de estos principios y directrices puede suponer un riesgo estratégico global para muchas organizaciones.
Estos hechos, motivaron que se estudiara la posibilidad de hacer evolucionar el modelo de ECORATING hacia una nueva versión que recogiera las consideraciones de estos análisis.
Dicho de una forma sencilla, los factores de presión selectiva de empresas, al margen de los que tradicionalmente se consideran, y de los que en su día se consideraron de naturaleza ambiental, incluían ahora nuevos factores relacionados con dos grandes cuestiones relativas al cambio climático:
- La transición a una economía baja en carbono.
- La exposición a eventos climatológicos extremos.
Y como resultado de los trabajos de estos tres últimos años, ECODES dispone de una metodología bautizada como ECORATING II, ya implementada con éxito en una Entidad Financiera de ámbito nacional.
Punto de partida: Recomendaciones de TFCD y Taxonomía.
Partimos de que las recomendaciones de TFCD incluyen la consideración de actuaciones a diferentes niveles de organización:
Figura 4. Los diferentes niveles de actuación considerados por la TFCD.
En abril de 2018 se presentó el informe “PART 1: Assessing credit risk and opportunity in a changing climate: Outputs of a working group of 16 Banks piloting the TCFD Recommendations”, en el que se abordaba la forma en la que plantear la calibración de los modelos de rating en base a los futuros efectos del cambio climático.
Y en concreto, se expresa la necesidad de que se calibren los modelos actuales de rating financiero en base a un análisis de escenarios que contemplen diferentes condiciones de temperatura media global del planeta.
Las figuras que utiliza la TFCD para exponer este tema son las siguientes:
Y en julio de ese mismo 2018 se presentó el informe “PART 2: Assessing credit risk and opportunity in a changing climate: Outputs of a working group of 16 Banks piloting the TCFD Recommendations”, en el que ya se abordan casos prácticos y se dejan entrever los principales obstáculos en la consideración de los impactos del cambio climático.
En el plano europeo, en junio de 2019 se publica un documento técnico de “taxonomía” para finanzas verdes. Esta taxonomía pretende diferenciar entre qué actividades son susceptibles de mitigar los efectos del cambio climático, y qué actividades son sensibles a un riesgo de transición, diferenciando entre las que pueden adaptarse y las que no podrán ser consideradas como “verdes” (las no incluidas en la taxonomía).
Igualmente, la taxonomía incluye una valoración cualitativa de aquellas actividades que pueden verse condicionadas por eventos climatológicos extremos relacionados con el agua, el viento, el suelo y la temperatura.
ECORATING II. Justificación del diseño.
Lejos de ver claro que se pueda abordar una calibración de los modelos tradicionales de rating incorporando los potenciales efectos del cambio climático para diferentes escenarios de temperatura media global, en ECODES se decidió abordar el problema mediante un enfoque más gradual, por etapas, pero más “realista” y sobre todo, menos “traumático” y más seguro, a efectos de implantación.
El planteamiento deriva de la consideración de los siguientes aspectos:
- La escasa información disponible sobre las actividades concretas que realiza cada empresa que son susceptibles de verse afectadas por los efectos del cambio climático.
- La no viabilidad técnico-financiera de requerir a toda una cartera de clientes empresa, de forma indiscriminada, toda la información necesaria.
- La falta de indicadores de impacto sobre las cuentas anuales de una empresa, atribuibles al cambio climático.
- El riesgo de que la calibración del modelo, tras mucho esfuerzo, no sea consistente.
No obstante, que se planteen estas restricciones no implica que no se pueda realizar un buen trabajo considerando un modelo robusto y coherente con la realidad de los datos disponibles.
El modelo diseñado se plantea para dar respuesta, entre otras muchas, a cuestiones del siguiente tipo:
- ¿Qué porcentaje de mi cartera podría estar expuesta a un riesgo de transición? ¿Y a los riesgos físicos derivados de eventos climatológicos extremos?
- ¿Qué exposición tengo al riesgo de transición en mi cartera? ¿Cómo se distribuye por sector y ámbito geográfico?
Una vez analizada y segmentada la cartera, podremos entonces empezar a tomar medidas que nos permitan obtener la información mínima imprescindible para poder diseñar una futura calibración del modelo de rating financiero.
ECORATING II. Qué es y que no es.
ECORATING II es un modelo que denominamos de “predisposición”. Es decir, “etiqueta” las empresas como potencialmente vulnerables, des de un punto de vista financiero, a los cambios de contexto (físico y regulatorio) que el cambio climático supone.
En resumen, lo que proporciona ECORATING II es:
- Un valor adimensional de potencial sensibilidad “general” a los efectos del cambio climático, de 0 a 1000, que permite segmentar la cartera por los rangos discretos que se desee considerar.
- La consideración para cada CNAE, de si la actividad está sujeta a riesgo de fuga de carbono (actividades altamente dependientes de las emisiones de CO2).
- La consideración para cada CNAE, de si está expuesta a cada uno de los riesgos físicos por eventos climatológicos extremos (agua, viento, temperatura y suelo).
- La consideración para cada CNAE, de si está incluida en la taxonomía en la categoría de “adaptación” que permite determinar si podrá ser considerada como verde o no, en base a los umbrales que en cada caso sean aplicables.
De forma que pueda utilizarse este modelo de “predisposición” para:
- Segmentar la cartera de clientes empresa en base a los riesgos físico y de transición derivados del cambio climático.
- Determinar en qué casos es conveniente disponer de información concreta no financiera sobre un cliente o proyecto.
- Determinar cuándo podemos asumir directamente que la financiación a determinado CNAE o proyecto puede considerarse finanza verde.
- Desarrollar un modelo de “captura” de datos relacionada con eventos que puedan tener un i pacto significativo sobre determinadas actividades. Por ejemplo, cambios en la regulación, eventos climatológicos extremos localizados, cambios en la dinámica de mercado y de comportamiento de los consumidores…
Por lo tanto, vemos que ECORATING II no es un modelo probabilístico que asigne probabilidades de default, ni tan siquiera es un modelo pensado para qué en primera instancia pueda utilizarse para calibrar los modelos de rating financieros vigentes.
ECORATING II es un modelo de predisposición que nos permite segmentar y etiquetar para tomar decisiones orientadas a:
- Mitigar el impacto que el cambio climático puede tener sobre los riesgos tradicionales de la entidad, especialmente el riesgo de crédito, así como poder reportar de forma coherente y justificada la actividad que la entidad está realizando al respecto.
- Establecer un mecanismo de ayuda a la toma decisiones que optimice la inversión en proyectos y actividades “verdes”.
- Incorporar el cambio climático y sus consecuencias en la planificación financiera de la entidad a la vez que se mejora la calidad del reporte de información extra financiera.
A DESTACAR que el modelo de análisis está preparado para poderse entregar en código libre R y que por tanto es una enorme ventaja para el desarrollo interno de cualquier personalización o actualización que en cada momento la entidad desee acometer por su cuenta.
Más información:
Una vez desarrollado el concepto y modelo de ECORATING II, ECODES está trabajando en otros modelos y herramientas de “soporte a la gestión financiera del cambio climático” considerando tanto los aspectos relacionados con los riesgos como aquellos más directamente vinculados a las oportunidades.
Entre los trabajos en estudio y/o desarrollo podemos destacar:
- La geolocalización de actividades con exposición a riesgos físicos para asignarles un índice de vulnerabilidad que pueda ser monetizado. Especialmente para actividades agrícolas y Real Estate.
- La monitorización y análisis de eventos que presumiblemente deberían tener un impacto financiero en determinados sectores de actividad, para poder avanzar de forma consistente hacia un futuro modelo de calibración del rating financiero.
- La monitorización y análisis de la evolución de la emisión de bonos verdes o climáticos.